lunes, 30 de junio de 2008

EL ESQUIZONAUTA (PARTE 1)


A menudo, vengo a visitarme en mi unicornio blanco. Aparezco niño, tomado de la mano de mi hermana. Sin embargo, no soy sólo yo el que viene a visitarme: hay otros nacidos de mí que me miran pasar desde los vitrales del palacio, o que bajan corriendo por las escaleras de sus torres.
Además, aparezco diluido sobre un paisaje de lluvia infinita, que esconde el rostro de un tigre de bengala. En la lluvia, que me hace bajar disuelto en la caída de sus gotas y, que al chocar con los charcos, dibuja círculos que se desvanecen, desde los cuales, también me miro. Desde los vidrios de las copas y desde las llamas de las velas. Desde la garganta abierta de la luz y desde un monstruo de mil ojos, que ahora, se transforma en un ave de plumaje oscuro que dice asombrada: -“Él tiene aletas de pez o brazos de hombre cuando lo desea”.

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