martes, 26 de mayo de 2009

UNA PAUSA...una paus...una

Desde adentro, el bebé duerme perdido, aturdido.
Muchos otros han llorado hoy tambien.
Estira sus piernas y encuentra las paredes un poco mas
rugosas...frias.

Sus ojos destellan palpitantes un nuevo sonido,
una lagrima se mezcla con el entorno.

Un quiebre en su dulce alma lo gangrena: ya ha adquirido
un lenguaje humano.


Melania Araya

lunes, 30 de junio de 2008

EMBRIÓN



Un útero computado donde me fabrican, puedo verme desde aquí, mi destino me habla. Y mi conciencia me dice que no debo nacer, que quedar dormido es mejor que llegar a un sitio, donde se infectará la pureza de respirar la sangre luminosa de una madre. Pero el vientre de una vida contaminada de máquinas y cables me llama… el doctor me mira azul en los monitores del consultorio del Palacio.
Hermoso saber que reiré y que lloraré. Hermoso saber qu
e un virus perverso irá pudriendo poco a poco mi cerebro. Porque al ver el mundo tendré un deseo muy potente; el de ser todas las cosas.
Voy para sentir el universo. Para ser parte del amor y el odio y recibirlos, como una flor recibe el sol y las tormentas. Me espera un alguien para devorarme y consumirme. Alguien que se llama “mi vida”.
Yo me sumergiré en la droga maravillosa de un cuerpo. Veré los paisajes, los bosques, los soles. Caminaré tu silencio letal, lleno de temor. Tendré apetito cibernético: “me espero dormido en los brazos de una madre de pechos de plata”.
Un imperio de luz se asoma y le canta a esta gruta. El intrépido jinete, con su armadura de hierro, me llevará en su caballo hacia la orilla.
Ella estará allí, sentada, como una reina que tejió en sus faldas todas mis partes. Y yo desde aquí la beso, como un navío antes de partir, besa el agua.





© Néstor Morosetti

Dibujos: Salvador Dalí, El Bosco, Max Ernst, De Chirico, Miró, Ana Lindner y Horatius 001

APRILIA
















Nos inyectábamos el mundo. Con los ojos semidormidos montábamos los caballos mientras los perros del reino dormían. Yo tocaba su pequeño cuerpo en el bosque y su clítoris de Reina Loca sonreía.
Nos casaremos hermana. Los televisores del palacio me lo anuncian. Vestida de blanco, besarás mis labios sobre un altar, hasta que éstos se adhieran como dos capas de tierra firme.
Si sientes miedo ven a recostarte junto a mí. Yo me sacaré estos cables, te abrazaré y te besaré en los labios. Me presentirás como un pequeño tigre presiente el latido de su madre en la nieve.
Hermana, beberemos nuestra sangre como vampiros. Con tus cabellos rubios me enlazaré directamente al arco iris. Me volveré inmensamente pequeño y viviré para siempre dentro del océano de tus ojos.
Después, fundaré un Coliseo sobre tus faldas. Para que las mujeres peleen por mi amor hasta la muerte. Presenciaré las olímpicas luchas abrazado a tus pechos cuando éstos te hayan crecido. Y después de amarte, te dejaré envolver mi cuerpo con tus manos irisadas, igual que el agua envuelve con su piel celeste a la tierra.

LOS DÍAS PERFECTOS


Lo recuerdo bien; mi tía dijo suavemente en mi oído: -Ven a mi cuarto, te inyectaré un día perfecto-. Cuando cenamos la miré tímidamente... deseaba que fuese sólo mía, que su sonrisa me perteneciera. Sonrió inclinando sus piernas desde el trono con forma de venera roja.
Por la noche caminé por el castillo. De su puerta salía un brillo de miel. Cuando entré la vi. Su clítoris brillaba como una perla y silbaba una música suave. En sus manos tenía una jeringa con una droga electrónica. Me abrigué en sus pechos y al abrazarla sentí un líquido mágico, que comenzó a subir hasta llegar a mi cabeza: era aún más preciosa de lo que había imaginado.
Un sueño se deslizaba como agua de sus senos y caía hacia mi boca. Después, ella comenzó a multiplicarse por la habitación en otras mujeres completamente diferentes. Algunas bailaban para mí en mesas de diamante azul, con incendios bajo sus polleras. Por la ventana veía que el mar copulaba con la tierra y al mismo tiempo yo estaba copulando con ella y todas las otras que giraban a mi alrededor. Después, todo comenzó a repetirse; la noche, ella, las mujeres incendiadas y un paseo en el que era cargado por la orilla del mar.
Por la noche cenábamos y ella volvía a guiñarme los ojos. Y yo me arrastraba a ese sueño como si estuviese embrujado. Las pociones que me daba eran diferentes.
Había conocido el amor y me entregaba a él, como si fuese un experimentado amante. Sólo los dos sabíamos eso. Guardábamos el secreto como un tesoro. Yo esperaba las inyecciones ansioso. Si no dormía con ella al otro día sentía rabia y lloraba. Pero el día esperado siempre llegaba y no quería que eso acabara jamás.
Ese día se festejaban, en el reino, mis nueve años.

VIOLENTAMOR (Parte 1)


“En este tiempo anfibio temo perderte.”
(En el séptimo día)
Gustavo Cerati


Ayer por la mañana La Trasplantina no vino a mi cuarto. Yo no sabía si eso duraría para siempre. Sentí angustias trepando a mi cerebro. Los ojos me cambiaban intermitentemente de color, mientras rompía televisores arrojándolos al piso. Me torturaba pensar que no volvería jamás.
Mis brazos, poco a poco, tomaron la consistencia del metal y se transformaron en dos palas mecánicas. Mi boca y mi estómago se ensancharon como dos grandes contenedores. Mi ano adquirió la forma de un enorme expulsador de heces. Me había transformado en una máquina de tragar alimentos.
Comencé a ingerir gran cantidad de platos exóticos. Mis extremidades mecánicas introducían manjares en mi garganta, que caían violentamente a mi vientre.
La extrañaba a ella, a La Trasplantina. Con cada pala alimenticia, que venía hacia mi boca, recordaba sus besos de fuego. Dónde estaría X. Mi amor con gusto a mañana azul con copos de nieve sobre pinos alados.Al mes apareció. Ella comenzó a acariciar mi cuerpo metálico, mientras preguntaba el porqué de mi metamorfosis. Pero yo no quería verla. De un momento a otro la tomé entre mis palas y la llevé hacia mi boca. Luego de digerirla la convertí en un excremento y la tiré en un pozo.

VIOLENTAMOR (Parte 2)


Crecen espejos en mi alma. Los reflejos tuyos, inician un arrepentimiento en mi estómago de mercurio. Vomito colonias de insectos que ayer, estuvieron discutiendo en mi cerebro. Comienzo a ver la estupidez que he cometido, mientras acaricio tu cuerpo, que plancho hasta que revive y toma su antigua forma. Te vuelvo a besar los labios y vos te abrís como una rosa que canta al cielo su rocío. Levanto un sol atrapado en mi vientre, para que cante en mi boca y pida tu perdón de perla negra.

VIOLENTAMOR (Parte 3)


Amor, ahora que has recuperado tu fuerza, iniciarás el mismo proceso de transformación. Tus palas deglutiéndome serán la más hermosa demostración de tu amor por mí. En tu vientre de aluminio iniciaré tu descompostura. Me excrementarás para luego llorar sobre mi cadáver.
Por último, me harás revivir y formaremos un único ser, capaz de hablar dos veces al mismo tiempo. Nuestros labios se pegarán como capas de tierra firme. Mis piernas y tus piernas serán túneles sufriendo un violento magnetismo. Yo habitaré en tí y tú me habitarás pasando a mis ciudades por puentes de niebla. Mi pene taladro contra tu vagina de platino. Tus ojos desempeñándose en los míos y tomando su entera posesión. Mirando todo a través de mí y viviendo un tiempo debajo de mis párpados. Después, volveremos a separarnos para ser tú y yo. Y nuestras nuevas peleas y uniones serán testigos de nuestro amor de guillotina.

EL ESQUIZONAUTA (PARTE 1)


A menudo, vengo a visitarme en mi unicornio blanco. Aparezco niño, tomado de la mano de mi hermana. Sin embargo, no soy sólo yo el que viene a visitarme: hay otros nacidos de mí que me miran pasar desde los vitrales del palacio, o que bajan corriendo por las escaleras de sus torres.
Además, aparezco diluido sobre un paisaje de lluvia infinita, que esconde el rostro de un tigre de bengala. En la lluvia, que me hace bajar disuelto en la caída de sus gotas y, que al chocar con los charcos, dibuja círculos que se desvanecen, desde los cuales, también me miro. Desde los vidrios de las copas y desde las llamas de las velas. Desde la garganta abierta de la luz y desde un monstruo de mil ojos, que ahora, se transforma en un ave de plumaje oscuro que dice asombrada: -“Él tiene aletas de pez o brazos de hombre cuando lo desea”.

EL ESQUIZONAUTA (PARTE 2)


Broto en un espejo con pedazos rectangulares de mar. Me estoy viendo en el reflejo, que contiene al mar quebrado y a mi cuerpo emergiendo desde todas sus partes geométricas.
Corro desde mi infancia a mi adultez montado sobre un color violeta. Y allí está él. Exacto. Con escamas rosadas en su cuerpo.
Mis queridas antenas hacen que experimente todo esto. Desde ellas mi ser se ramifica y escapa a ser todas esas cosas. A sentirlas en mi cuerpo, y a verme desde todas ellas a un tiempo, mientras sigo siendo yo.

EL ESQUIZONAUTA (PARTE 3)


Y hoy, me he venido a visitar convertido en una extraña forma de brisa que roza suavemente mi cara. Me he sentado cerca de mí como la sangre y desde la sangre me he mirado, transparente, de piedra y cuarzo. Mis yoes se contemplan los unos a los otros. Pero uno es siempre el principal de todos ellos. Él es de quien nace mi estado de cielo y mar: El Esquizonauta.

UN NIÑO SE HA PERDIDO


Yo era un niño amarillo. Bebía estrellas a la salida de la noche. Cuando iba a dormir mamá me daba un beso y un alma de gaviota me poseía.
Después, comencé a soñar que en la cocina había un hombre. Un hombre que se la pasaba mirando partidos de fútbol mientras bebía cerveza.
Ahora bebo latas de cerveza que aplasto con mis manos mientras miro la TV. De mi cabeza han crecido unas enormes antenas. Me he vuelto una especie rara de insecto.
A veces el niño viene a observarme. Se acerca a mí y me muestra las estrellas que antes brillaban en mis manos. Es un niño molesto; no me deja concentrar en lo que estoy viendo. Así que tomo un cuchillo y lo degüello. Pongo su cuerpo en una enorme bolsa y lo tiro en un basural.
Después de eso sigo mirando televisión.

JARDÍN DE OJOS


Cultivamos con mi hija un jardín de ojos. Los primeros, que florecieron a la luz de la luna, se los extraje a mi esposo con mis uñas filosas y blancas. Después completé el jardín con ojos amarillos y azules, que trajimos de una ciudad cercana a nuestra casa.
Por la mañana, el jardín, se alimenta con noticieros, documentales y telenovelas. He comprado una gran cantidad de televisores y fotografías para que los ojos florezcan cada vez más bonitos, y para que además, nos miren pasar besándonos como dos preciosas ninfas.
La reproducción de estos extraños vegetales es sencilla. Sólo basta que se miren entre ellos, y así se multiplican. Algunos mueren simplemente por no poder cerrar sus pestañas en la noche. Pero los nuevos nacen cada vez más hambrientos de imágenes, sean del color que sean. Me tengan a mí o a ella entre sus pupilas. La tengan a ella desnuda entre sus iris. O tengan solamente a las nubes meciéndose celestes en el cielo.
Con el tiempo, mi hija se volvió una experta. A algunos, que estaban miopes, les puso lentes de contacto, y a otros, los operó como una experimentada irióloga.
Cuanto más se agiganta el jardín, más me encanta mirarlo. Pero mi hija es muy inteligente, sabe que un día no podré levantarme más y que no tendré fuerza para regarlos. Es por eso que accedí a una de sus propuestas, que me pareció muy interesante.
Mañana serán mis ojos los que estén allí, florecidos como dos rosas rojas. Ella, me los está arrancando lentamente con un bisturí. Después de todo, será hermoso dedicarme a mirar programas de televisión para que cuando sea ojo, luzca cada día más bello. Y verla pasar a ella, tan bonita, cuando se encargue de regar mis pétalos y cuidar de mis raíces.

EL DESEO




Fundaré una ciudad debajo de tu larga pollera blanca. Tendrá un Coliseo. Las mujeres pelearán hasta la muerte por mi amor. Las vencedoras dormirán conmigo. Las eligiré por su estatura en las casas del Reino. A las más fuertes les pondré un nombre nuevo y ordenaré que sean traídas a mi Palacio. Mataré a sus padres, a sus esposos y a sus hijos. Mediré cada uno de sus músculos, después de desnudarlas, y luego borraré sus memorias. Yo tendré satisfecha mi perversión, pero no podré mirarte nunca más a los ojos, hermana, siempre te he amado.
De vez en cuando esta mosca metálica volverá a sentirse humana... pero solo en los sueños en que te recuerde pura, como aquella princesa que veía en las películas de amor.
Pero me acordaré de vos algunas veces. Reina que has enloquecido junto a mí. Nos hemos amamantado en veneno mientras crecíamos. Cabalgábamos desnudos el mismo caballo, por un bosque de diablos que nos inyectaban sus jeringas.
Prométeme que me dejarás ejecutar este acto de malicia. Y en las noches pasaré arrastrándome hacia tu cuarto, como cuando éramos niños.

DALTILIA


Necesito que digas que soy un hombre. Que siempre me has querido. Soy débil, apriétame fuerte entre tus piernas.
Tu cabellera amarilla irá encendida por los mantos de la noche, mientras me paseas en tu caballo blanco. Yo contaré uno por uno los cantos de los grillos y el crujir de las hojas secas.
Veremos pasar a los Cuatro Jinetes del Apocalipsis, y te pediré que los desafíes. Luego de haberlos vencido me abrazarás, y una luna intrépida se asomará entre los árboles para festejar nuestro triunfo.
El equino brincará otra vez y será testigo de nuestras malicias. Luego partiremos y me abrazaré a tus senos por tu espalda. Nos sentaremos en una playa y besaré tu profundidad.
Un lobo aullará al ver tus lunares plateados, mientras subes al océano por los peldaños del amanecer, rodeada de globos rojos y azules.
Volverás a mí, rosada, exhibiendo tus músculos. Me cargarás en tus brazos y nos sentaremos en una piedra.
Mientras te pones el vestido de la lámpara roja en tu frente, beso tus labios. Un pequeño sol sale de tu boca y lo tomo en mis manos, para que fecunde una nueva tierra.

EL DIA PERFECTO


Inyectame tu amor... el día perfecto. Aquel que deseé arrancar de tus labios como un diamante amarillo. Amor, yo sé que esa dosis nos tiene sepultados en criptas contiguas.
Cuántas veces he soñado una playa copulada por una noche de luna, como aquella que miré abrazado a los senos de mi tía Hilda. Las mujeres bailando sobre mesas de diamante, ocultándome incendios bajo sus polleras. Un sueño baja de la superficie de tus senos, deslizándose como agua hasta mi boca... hasta que después todo vuelve a suceder eternamente... vos Daltilia, el mar, los incendios, un instante de tu rostro y mis brazos rodeando tu alma.
Si pudiera destruir todo lo que pudre mi mente. Esto que tanto me molesta y consume mi felicidad, porque ya no recuerdo el día perfecto. Existe en mí una herida, la de que ese día haya quedado sepultado en mi niñez como un tesoro olvidado.

MUERTE DEL ESQUIZONAUTA


Cuando llega la hora de la muerte sólo quedan visiones. Ella inserta su cuchillo en mi pecho y yo me veo nacer de nuevo en el Palacio. Mis antenas exploran el día en que me hicieron un pequeño hombre.
Sin embargo aún recuerdo que fui el fuego y el mar. Que fui mitad humano y mitad máquina. Que mi vida se deslizó en la ambigüedad de los placeres corporales del sexo.
He sido miles de mí. He vivido millones de vidas. Conozco los secretos del universo. Ahora despego para siempre de este cuerpo que contemplo inerte.
Mis ojos se cierran y caen en la zona donde todo se desvanece. Sé que estaré liberado de la conciencia que martilló mis días. Y que renaceré en la repetición análoga de lo que fui. Porque lo que se es nunca muere y quedará en el pasado cuando yo comience a ser el cielo celeste que sostiene en su espalda, una luna misteriosa.