lunes, 30 de junio de 2008

EL DIA PERFECTO


Inyectame tu amor... el día perfecto. Aquel que deseé arrancar de tus labios como un diamante amarillo. Amor, yo sé que esa dosis nos tiene sepultados en criptas contiguas.
Cuántas veces he soñado una playa copulada por una noche de luna, como aquella que miré abrazado a los senos de mi tía Hilda. Las mujeres bailando sobre mesas de diamante, ocultándome incendios bajo sus polleras. Un sueño baja de la superficie de tus senos, deslizándose como agua hasta mi boca... hasta que después todo vuelve a suceder eternamente... vos Daltilia, el mar, los incendios, un instante de tu rostro y mis brazos rodeando tu alma.
Si pudiera destruir todo lo que pudre mi mente. Esto que tanto me molesta y consume mi felicidad, porque ya no recuerdo el día perfecto. Existe en mí una herida, la de que ese día haya quedado sepultado en mi niñez como un tesoro olvidado.

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