lunes, 30 de junio de 2008

DALTILIA


Necesito que digas que soy un hombre. Que siempre me has querido. Soy débil, apriétame fuerte entre tus piernas.
Tu cabellera amarilla irá encendida por los mantos de la noche, mientras me paseas en tu caballo blanco. Yo contaré uno por uno los cantos de los grillos y el crujir de las hojas secas.
Veremos pasar a los Cuatro Jinetes del Apocalipsis, y te pediré que los desafíes. Luego de haberlos vencido me abrazarás, y una luna intrépida se asomará entre los árboles para festejar nuestro triunfo.
El equino brincará otra vez y será testigo de nuestras malicias. Luego partiremos y me abrazaré a tus senos por tu espalda. Nos sentaremos en una playa y besaré tu profundidad.
Un lobo aullará al ver tus lunares plateados, mientras subes al océano por los peldaños del amanecer, rodeada de globos rojos y azules.
Volverás a mí, rosada, exhibiendo tus músculos. Me cargarás en tus brazos y nos sentaremos en una piedra.
Mientras te pones el vestido de la lámpara roja en tu frente, beso tus labios. Un pequeño sol sale de tu boca y lo tomo en mis manos, para que fecunde una nueva tierra.

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